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Cambio climático: La UE llega a Cancún sin espíritu de liderar

Por Cristina San Juan

La decimosexta Cumbre del Clima acaba de arrancar en Cancún, y la UE se sigue sin atrever a hacerse con el liderazgo climático vacante.

Tras la elección de Obama parecía que uno de los grandes países emisores de gases tendría voluntad de reducirlos, pero EEUU ya defraudó en Copenhague.

Si la Unión Europea busca vivir en comunión con su línea de pensamiento debería ceñirse a su postura de seguir con un compromiso de reducción de emisiones del 20% en 2020 (respecto a 1990), y llegar hasta el 30% si otros países hacen lo propio.

El Consejo Europeo del 28 y 29 de octubre refrendó las conclusiones  del Consejo de Medio Ambiente del día 14, en el que se dijo que la UE «confía» en que la Conferencia de Cancún adopte:

«una serie de decisiones equilibradas que contribuyan a establecer un régimen internacional para la protección del clima después de 2012.  El Consejo ha reiterado su preferencia por que adopte la forma de un instrumento jurídicamente vinculante único.»

Pero para la UE la disminución de emisiones de gases nocivos no se materializaría sin unos requisitos previos. Para llevarla a cabo, en los próximos 10 años se deberían demostrar que las consecuencias de no realizarlo serán graves y, además, el compromiso expreso y tangible de otros países en los mismos términos.

Estamos ante una Unión con dos caras. Por un lado, legislativamente, restringe e impone medidas medioambientales. Para preservar el planeta, expone su buena voluntad en la reducción de emisiones y apoya el uso de energías renovables. Por otro lado, ésta buena obra no es incondicional, se ciñe, desde un segundo plano, a seguir las directrices marcadas por el resto, pues su actuación estará influenciada fuertemente por la medidas que tomen EEUU, China o Brasil.

La concienciación en la sociedad europea de la necesidad de un desarrollo más sostenible es real. Según el último eurobarómetro el cambio climático debería ocupar el segundo lugar en las prioridades de la Unión Europea. La lucha contra el cambio climático aparece sólo precedida por la recuperación económica. Es precisamente ésta situación  económica que sufre Europa la que mantiene las mentes de los dirigentes europeos alejados de éste tema a nivel mundial.

El pasado 17 de Enero se reunieron en Sevilla los ministros de Medio Ambiente de los 27 países miembros de la UE. La reunión se saldo sin un compromiso expreso por parte de los ministros en lo que se refiere a la reducción de las emisiones de CO2, imprescindible para evitar el cambio climático.

Ya en  la Cumbre de Copenhague, Europa se relegó a un papel secundario, dejándo a potencias emergentes, como China, el papel principal. La Unión dió una triste respuesta a asuntos como la aportación de fondos para la reducción de emisiones en países del tercer mundo, o la creación de un fondo de emergencias para países afectados por el cambio climático.

El Consejo Europeo reveló que «es importante que la Conferencia de Cancún constituya un paso intermedio, basado en el Protocolo de Kyoto, que facilite la creación de un marco general mundial, jurídicamente vinculante y que incorpore las orientaciones políticas aportadas por el Acuerdo de Copenhague».

Buenas intenciones que no dan fruto, sin soluciones a corto plazo y sin planes ni medidas consistentes que puedan sustituir al Protocolo de Kyoto, que sólo establece compromisos de reducciones hasta el 2012. Europa sabe la teoría, pero no apostará por conseguirlo y dejará pasar la oportunidad de llevarlo a la práctica.

El mismo Zapatero ya lo resumió: para la UE, Cancún será sólo «un paso más».

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